28 de julio: Día Mundial de las Hepatitis
Jueves, Julio 27, 2023
28 de julio: Día Mundial de las Hepatitis
La Organización Mundial de la Salud (OMS), designó el 28 de julio “Día Mundial de las Hepatitis” en reconocimiento de la importancia que las Hepatitis Virales tienen para la Salud Pública. En dicha fecha se conmemora el nacimiento del Premio Nobel, Dr. Samuel Blumberg, quien descubrió el virus de la Hepatitis B en 1964.
Las hepatitis virales constituyen un grupo de enfermedades infecciosas conocidas como hepatitis A, B, C, D y E. Afectan a millones de personas en el mundo y causan enfermedad del hígado, tanto aguda como crónica. El VHB y el VHC son los principales responsables de las muertes por hepatitis virales a nivel mundial, causando mas de un millón de muertes cada año y ambos pueden causar cirrosis y cáncer hepático.
En el caso del VHB, es inmunoprevenible. Esto quiere que decir existe una vacuna que previene su infección, que en nuestro país se la colocan a todo recién nacido y es de indicación universal. En este sentido, pueden aplicársela todas las personas sin necesidad de orden médica.
En ocasión de esta conmemoración, dialogamos con la Dra. Maria Laura Arribillaga sobre la importancia de la prevención de estas enfermedades y los tratamientos que se recomiendan.
¿De qué forma se pueden prevenir las hepatitis virales?
Las hepatitis A, B y C son las más frecuentes. Comparten síntomas e incluso un mismo nombre, pero las diferencias entre las hepatitis A, B y C son muy notables. Las medidas higiénicas son, en efecto, cruciales para evitar el contagio de la hepatitis, ya sea A, B o C.
La hepatitis A se contagia por contacto con las heces de una persona infectada con el virus. Por lo tanto, la mejora del saneamiento, lavarse las manos, consumir agua potable, son las medidas más eficaces para combatirla.
La hepatitis B, se propaga por contacto con la sangre, el semen u otro líquido corporal (no se transmite por saliva, sudor, lágrimas ni por leche materna) de una persona infectada. Por este motivo: utilizar preservativos en las relaciones sexuales de riesgo, no compartir jeringas, no utilizar ningún utensilio que pueda contener restos de sangre de una persona infectada (cepillos de dientes o máquinas de afeitar), asegurarse de que el instrumental está esterilizado, en el caso de hacerse un tatuaje o un piercing. La mujer infectada puede contagiar al bebé, en el momento del nacimiento, por eso es muy importante que asista a los controles prenatales y la vacunación del niño o niña al momento del nacimiento.
El contagio en la hepatitis C se produce por contacto con la sangre de una persona infectada y el contagio por relaciones sexuales y de madre a hijo es menos frecuente que en la hepatitis B, sin embargo, las medidas de prevención son iguales a la de la hepatitis B. Las personas que recibieron transfusiones antes del año 1994 también pudieron haber estado expuestas al virus, ya que se desconocía en ese momento.
Es importante para la prevención, la vacunación para la hepatitis A y B. Para la hepatitis C no hay vacuna aún.
¿Qué síntomas acusan estas patologías?
Los síntomas de la enfermedad son comunes a las formas de hepatitis A, B y C. La persona que contrae cualquiera de las formas de hepatitis, A, B o C, acostumbra a sentirse como si tuviera un cuadro gripal. Hay síntomas que aparecen siempre (cansancio, náuseas, fiebre, perdida del apetito, diarrea) y otros que sólo los presentan algunas personas (orina oscura, materia fecal clara, piel y ojos de color amarillo -ictericia-). Otras, incluso no presentan ningún síntoma. De cualquier forma, si se presentan algunos de los síntomas mencionados, lo aconsejable es acudir al médico. Si éste sospecha que puede tratarse de hepatitis, seguramente hará una prueba sanguínea.
Una vez realizado el diagnóstico ¿Qué tipo de tratamiento pueden llevarse adelante?
Es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado durante el curso de una hepatitis (A, B o C)
La hepatitis A no es mortal (salvo que acabe provocando insuficiencia hepática aguda, cuadro que ha disminuido con la vacunación) y se suele pasar sola siguiendo unas sencillas recomendaciones como guardar reposo e hidratarse.
La hepatitis B es una infección vírica del hígado que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo que resuelve en el 90% de los casos con reposo, como a una enfermedad crónica (10%). Las formas graves de hepatitis pueden desencadenar fallas hepáticas fulminantes y requerir internación e incluso trasplante hepático.
Varios medicamentos antivirales, pueden ayudar a combatir el virus y reducir su capacidad para dañar el hígado en las personas con hepatitis B crónica. El tratamiento debe ser administrado y controlado por personal médico especializado.
La hepatitis C se puede presentar como una infección aguda, sin embargo, lo más frecuente es que se desarrolle de forma asintomática, evolucionando a una enfermedad crónica (persistente) que con el tiempo puede conducir a cirrosis, cáncer de hígado y múltiples complicaciones fuera del hígado. La hepatitis C se puede curar. En los últimos años aparecieron nuevos medicamentos antivirales que permiten tratamientos cortos (8 o 12 semanas). El tratamiento de la hepatitis C es universal, seguro y efectivo en el 95% de los casos. Por esta razón, son muy importantes las campañas de detección de hepatitis c para poder realizar el diagnóstico y el tratamiento.
Tanto la vacunación para el virus de la hepatitis B, como el tratamiento de las hepatitis B y C previene la necesidad de trasplante, el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado y disminuye la mortalidad global.